Letra de El Hombre Del Piano - Ana Belen Y Victor Manuel
Letra de canción de El Hombre Del Piano de Ana Belen Y Victor Manuel lyrics
Esta es la historia de un sábado
de no importa que mes,
y de un hombre sentado al piano
de no importa que viejo café.
Toma el vaso y le tiemblan las manos,
apestando entre humo y sudor,
y se agarra a su tabla de naufrago
volviendo a su eterna canción.
Toca otra vez, viejo perdedor,
haces que me sienta bien,
es tan triste la noche que tu canción
sabe a derrota y a miel.
Cada vez que el espejo en la pared
le devuelve más joven la piel,
se le encienden los ojos y su niñez
viene a tocar junto a él.
Pero siempre hay borrachos con babas, que le recuerdan quien fue,
el más joven maestro al piano
https://www.coveralia.com/letras/el-hombre-del-piano-ana-belen-y-victor-manuel.php
vencido por una mujer.
Ella siempre temió echar raíces,
que pudieran sus alas cortar
y en la jaula metida, la vida se le iba
y quiso sus fuerzas probar.
No lamenta que de malos pasos,
aunque nunca desea su mal,
pero a ratos, con furia, golpea el piano y algunos que le han visto llorar.
El micrófono huele a cerveza
y el calor se podría cortar,
solitarios oscuros, buscando pareja
apurándose un sábado más.
Hay un hombre aferrado a un piano
la emoción empapada en alcohol,
y una voz que le dice: "pareces cansado, y aun, no salido ni el sol"
de no importa que mes,
y de un hombre sentado al piano
de no importa que viejo café.
Toma el vaso y le tiemblan las manos,
apestando entre humo y sudor,
y se agarra a su tabla de naufrago
volviendo a su eterna canción.
Toca otra vez, viejo perdedor,
haces que me sienta bien,
es tan triste la noche que tu canción
sabe a derrota y a miel.
Cada vez que el espejo en la pared
le devuelve más joven la piel,
se le encienden los ojos y su niñez
viene a tocar junto a él.
Pero siempre hay borrachos con babas, que le recuerdan quien fue,
el más joven maestro al piano
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vencido por una mujer.
Ella siempre temió echar raíces,
que pudieran sus alas cortar
y en la jaula metida, la vida se le iba
y quiso sus fuerzas probar.
No lamenta que de malos pasos,
aunque nunca desea su mal,
pero a ratos, con furia, golpea el piano y algunos que le han visto llorar.
El micrófono huele a cerveza
y el calor se podría cortar,
solitarios oscuros, buscando pareja
apurándose un sábado más.
Hay un hombre aferrado a un piano
la emoción empapada en alcohol,
y una voz que le dice: "pareces cansado, y aun, no salido ni el sol"