Letra de Duelen - Salta La Banca
Letra de canci�n de Duelen de Salta La Banca lyrics
Bastante largas las patas de esta mentira.
Me empalag� la demanda de zalamer�as.
Nos extenuamos los dos de bretes consentidas.
Mi displicencia agot� tu voraz fantas�a.
Maldito idilio de oreja larga y guerra fr�a.
Soez tu Edipo que quiso forjar mi apat�a.
Y no me culpes por ser lo que vos no quer�as,
no encontrar�s querubines en Pampa y la v�a.
No m�s l�grimas de s�plicas al cielo,
ya sos la nueva disidente del desconsuelo.
Con tu porte dorado de acidez interior
ya est�s libre a entregarte a otro imb�cil postor.
Duelen las manos de tanto tirar de la soga,
nos dedicamos a estar cuidando la autoestima.
https://www.coveralia.com/letras/duelen-salta-la-banca.php
Tus camaradas dar�n un aplauso a la boga
del que te venga a llenar el cofre de saliva.
Y nuestro sue�o arruinado por nosotros mismos,
que te ha empujado a vivir a un inh�spito abismo.
Voy a tratar de lograr que me tenga clemencia,
los pobres tipos se miran con cierta indulgencia.
No m�s l�grimas de s�plicas al cielo,
ya sos la nueva disidente del desconsuelo.
Con tu porte dorado de acidez interior
ya est�s libre a entregarte a otro imb�cil postor.
Te alborot� mi placer m�s preciado, princesa,
no soy adepto al ladrido de la sobremesa.
No voy a transigir con s�bados hostiles,
en vano vas a activar tus ardides infantiles.
Me empalag� la demanda de zalamer�as.
Nos extenuamos los dos de bretes consentidas.
Mi displicencia agot� tu voraz fantas�a.
Maldito idilio de oreja larga y guerra fr�a.
Soez tu Edipo que quiso forjar mi apat�a.
Y no me culpes por ser lo que vos no quer�as,
no encontrar�s querubines en Pampa y la v�a.
No m�s l�grimas de s�plicas al cielo,
ya sos la nueva disidente del desconsuelo.
Con tu porte dorado de acidez interior
ya est�s libre a entregarte a otro imb�cil postor.
Duelen las manos de tanto tirar de la soga,
nos dedicamos a estar cuidando la autoestima.
https://www.coveralia.com/letras/duelen-salta-la-banca.php
Tus camaradas dar�n un aplauso a la boga
del que te venga a llenar el cofre de saliva.
Y nuestro sue�o arruinado por nosotros mismos,
que te ha empujado a vivir a un inh�spito abismo.
Voy a tratar de lograr que me tenga clemencia,
los pobres tipos se miran con cierta indulgencia.
No m�s l�grimas de s�plicas al cielo,
ya sos la nueva disidente del desconsuelo.
Con tu porte dorado de acidez interior
ya est�s libre a entregarte a otro imb�cil postor.
Te alborot� mi placer m�s preciado, princesa,
no soy adepto al ladrido de la sobremesa.
No voy a transigir con s�bados hostiles,
en vano vas a activar tus ardides infantiles.