Letra de Martillos del Cielo - Bocanada
Letra de canci�n de Martillos del Cielo de Bocanada lyrics
Tan mugrientos se quedaron, chorreando de tendederos,
que ni el viento los va a descolgar,
engord�ndose las pulgas, lo mismito que los perros,
un mont�n de "tequieros".
Vendr�n rodando por la cuesta, las cabezas
las que, a cosa hecha quisieron rodar
a la vez que sonr�e el gent�o y siguen limando asperezas
con la mano a la espalda, cruzando dedos al besar
con la que llena el buche al olvido, blandiendo navajas de afeitar.
Y se perfilan las ojeras con holl�n de quemar las aceras,
despues de pisar los altares donde les cayeron los martillos del cielo.
No pedir� cada noche a la virgen de nadie,
tan s�lo a la luna que nunca te marches.
Que mis escalones son tus pedestales que est�n por labrar,
que seguiremos pisando las brasas del llanto,
puliendo las horas, trepando barrancos y estar siempre a solas
ser� ese rosario que quiero rezar.
https://www.coveralia.com/letras/martillos-del-cielo-bocanada.php
Pueden llenarse paredes y suelos con alfileres de Cupidos rastreros,
que cortan sus pezones de lleno a quien no quiera probar
a qu� sabe un rato en un plato de felicidad.
No pedir� cada noche a la virgen de nadie,
tan s�lo a la luna que nunca te marches.
Que mis escalones son tus pedestales que est�n por labrar,
que seguiremos pisando las brasas del llanto,
puliendo las horas, trepando barrancos y estar siempre a solas
ser� ese rosario que quiero rezar.
No pedir� cada noche a la virgen de nadie,
no quiero que nunca me faltes,
no espero ni una estrella m�s.
A�n merodean, para echarnos el guante,
las noches malditas, las barras de bares,
las bocas tan sucias que enturbian el aire,
que intentan morder para infectar corazones.
que ni el viento los va a descolgar,
engord�ndose las pulgas, lo mismito que los perros,
un mont�n de "tequieros".
Vendr�n rodando por la cuesta, las cabezas
las que, a cosa hecha quisieron rodar
a la vez que sonr�e el gent�o y siguen limando asperezas
con la mano a la espalda, cruzando dedos al besar
con la que llena el buche al olvido, blandiendo navajas de afeitar.
Y se perfilan las ojeras con holl�n de quemar las aceras,
despues de pisar los altares donde les cayeron los martillos del cielo.
No pedir� cada noche a la virgen de nadie,
tan s�lo a la luna que nunca te marches.
Que mis escalones son tus pedestales que est�n por labrar,
que seguiremos pisando las brasas del llanto,
puliendo las horas, trepando barrancos y estar siempre a solas
ser� ese rosario que quiero rezar.
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Pueden llenarse paredes y suelos con alfileres de Cupidos rastreros,
que cortan sus pezones de lleno a quien no quiera probar
a qu� sabe un rato en un plato de felicidad.
No pedir� cada noche a la virgen de nadie,
tan s�lo a la luna que nunca te marches.
Que mis escalones son tus pedestales que est�n por labrar,
que seguiremos pisando las brasas del llanto,
puliendo las horas, trepando barrancos y estar siempre a solas
ser� ese rosario que quiero rezar.
No pedir� cada noche a la virgen de nadie,
no quiero que nunca me faltes,
no espero ni una estrella m�s.
A�n merodean, para echarnos el guante,
las noches malditas, las barras de bares,
las bocas tan sucias que enturbian el aire,
que intentan morder para infectar corazones.