Letra de La Playa De Berria - Amenoskuarto
Letra de canci�n de La Playa De Berria de Amenoskuarto lyrics
El motor de mi coche ruge,
ya quiere emprender la marcha
hacia las tierras del norte,
donde el cant�brico manda,
y la nobleza y la honestidad campan por sus anchas.
Prepar� una vez m�s unos cuantos CDs de m�sica,
una botella de agua, un poco de ropa y mi piedra de hach�s.
Aceler� y empec� a tragar kil�metros para volverle a ver.
Santander es mi primer destino,
la bah�a me abraza.
El caos de la ciudad por navidad me es indiferente,
sin embargo
desde el Sardinero hasta el Paseo Pereda,
todo me es familiar.
Por la noche veo a mi amigo Miguel...
�La bohemia en persona!
Como siempre, acabamos tocados por la cerveza y la marihuana.
Me sorprende su capacidad de mezclarse en todas las clases sociales...
su af�n de comprender a los indeseables
y su infinita bondad.
A primera hora de mi segundo d�a,
corro al lado de la playa,
me desborda tanta belleza,
la humedad del mar... las piedras,
el paso diferente de la gente que vive en la costa,
el olor a salitre.
Despu�s del ejercicio, desayuno con Mar�a,
siempre serena,
me gusta su saber estar, su quietud y su fortaleza.
Cuando la miro veo a SALVA...
https://www.coveralia.com/letras/la-playa-de-berria-amenoskuarto.php
a ese Salva bonach�n y afectivo.
Una vez que acabo mi pl�tica matutina,
enfilo el camino a Santo�a,
como cada a�o, un 30 de diciembre, voy a la playa de Berria
al lado de la c�rcel de Dueso,
una extensi�n de unos 2 kil�metros y medio
franqueada por dos colinas con vocaci�n de acantilado.
All�
hablo con mi amigo... mi colega...
que se nos fue con 38 a�os.
Ahora...
nuestras charlas son francas,
cari�osas, sin ambages.
�l, al no estar en el mundo terrenal,
est� de vuelta de todo
y todo lo ve con otra mirada...
sin dramas, sin angustias o complejos.
Antes de salir de all�,
nos damos un abrazo
y quedamos para el a�o siguiente.
A la hora de la comida me re�no con sus padres.
Y en su casa lloramos, brindamos
por la ausencia del hijo y amigo...
Mientras le recordamos con cari�o y emoci�n.
Cada a�o... cada invierno... cada navidad...
me re�no con su hermano Santiuste,
en su tierruca
y ah�... �Perge�amos nuestra revoluci�n!
ya quiere emprender la marcha
hacia las tierras del norte,
donde el cant�brico manda,
y la nobleza y la honestidad campan por sus anchas.
Prepar� una vez m�s unos cuantos CDs de m�sica,
una botella de agua, un poco de ropa y mi piedra de hach�s.
Aceler� y empec� a tragar kil�metros para volverle a ver.
Santander es mi primer destino,
la bah�a me abraza.
El caos de la ciudad por navidad me es indiferente,
sin embargo
desde el Sardinero hasta el Paseo Pereda,
todo me es familiar.
Por la noche veo a mi amigo Miguel...
�La bohemia en persona!
Como siempre, acabamos tocados por la cerveza y la marihuana.
Me sorprende su capacidad de mezclarse en todas las clases sociales...
su af�n de comprender a los indeseables
y su infinita bondad.
A primera hora de mi segundo d�a,
corro al lado de la playa,
me desborda tanta belleza,
la humedad del mar... las piedras,
el paso diferente de la gente que vive en la costa,
el olor a salitre.
Despu�s del ejercicio, desayuno con Mar�a,
siempre serena,
me gusta su saber estar, su quietud y su fortaleza.
Cuando la miro veo a SALVA...
https://www.coveralia.com/letras/la-playa-de-berria-amenoskuarto.php
a ese Salva bonach�n y afectivo.
Una vez que acabo mi pl�tica matutina,
enfilo el camino a Santo�a,
como cada a�o, un 30 de diciembre, voy a la playa de Berria
al lado de la c�rcel de Dueso,
una extensi�n de unos 2 kil�metros y medio
franqueada por dos colinas con vocaci�n de acantilado.
All�
hablo con mi amigo... mi colega...
que se nos fue con 38 a�os.
Ahora...
nuestras charlas son francas,
cari�osas, sin ambages.
�l, al no estar en el mundo terrenal,
est� de vuelta de todo
y todo lo ve con otra mirada...
sin dramas, sin angustias o complejos.
Antes de salir de all�,
nos damos un abrazo
y quedamos para el a�o siguiente.
A la hora de la comida me re�no con sus padres.
Y en su casa lloramos, brindamos
por la ausencia del hijo y amigo...
Mientras le recordamos con cari�o y emoci�n.
Cada a�o... cada invierno... cada navidad...
me re�no con su hermano Santiuste,
en su tierruca
y ah�... �Perge�amos nuestra revoluci�n!
