Letra de La Cautiva - Aulaga Folk
Letra de canción de La Cautiva de Aulaga Folk lyrics
Mes de mayo, mes de mayo,
cuando los fuertes calores.
Cuando la cebá se siembra
y los trigos dan colores.
Cuando los enamorados
regalan a sus amores.
Unos les regalan lirios
y otros ramitos de flores.
Pero yo triste de mí,
cautiva y sin sensaciones,
sin saber cuando es el día
y menos cuando es la noche,
si no es por tres pajarinos
que me cantan los albores.
Estando yo enamorada
De un pulido mancebo,
me quiso meter mi padre
monjita de un monasterio.
Una tarde de verano
me sacaron de paseo
mis padres y mis padrinos,
los principales del pueblo.
https://www.coveralia.com/letras/la-cautiva-aulaga-folk.php
Y al revolver de una esquina,
estaba el convento abierto,
salieron todas las monjas,
todas vestidas de negro,
con las velas encendías,
como si fuera un entierro.
Me cojieron de la mano
y me metieron “pa” dentro.
Me sientan en una silla
y allí me cortan el pelo.
Me empezaron a quitar
los anillos de los dedos,
pendientes de las orejas,
las gargantillas del cuello.
Pero yo triste de mí,
cautiva y sin sensaciones,
sin saber cuando es el día
y menos cuando es la noche,
si no es por tres pajarinos
que me cantan los albores.
cuando los fuertes calores.
Cuando la cebá se siembra
y los trigos dan colores.
Cuando los enamorados
regalan a sus amores.
Unos les regalan lirios
y otros ramitos de flores.
Pero yo triste de mí,
cautiva y sin sensaciones,
sin saber cuando es el día
y menos cuando es la noche,
si no es por tres pajarinos
que me cantan los albores.
Estando yo enamorada
De un pulido mancebo,
me quiso meter mi padre
monjita de un monasterio.
Una tarde de verano
me sacaron de paseo
mis padres y mis padrinos,
los principales del pueblo.
https://www.coveralia.com/letras/la-cautiva-aulaga-folk.php
Y al revolver de una esquina,
estaba el convento abierto,
salieron todas las monjas,
todas vestidas de negro,
con las velas encendías,
como si fuera un entierro.
Me cojieron de la mano
y me metieron “pa” dentro.
Me sientan en una silla
y allí me cortan el pelo.
Me empezaron a quitar
los anillos de los dedos,
pendientes de las orejas,
las gargantillas del cuello.
Pero yo triste de mí,
cautiva y sin sensaciones,
sin saber cuando es el día
y menos cuando es la noche,
si no es por tres pajarinos
que me cantan los albores.