Letra de Hojas Blancas - Amenoskuarto
Letra de canci�n de Hojas Blancas de Amenoskuarto lyrics
Llevo el bolso lleno de hojas blancas,
donde dejar nacer las palabras
que a borbotones querr�a decirte mi garganta.
No es pena sino rabia saber que esta noche
no te hago de almohada.
El sudor se transforma en pintura
sobre nuestras pieles blancas.
Busco la noche y acelero mi d�a:
nervioso, ansioso, atacado.
Salgo a la calle y de recordarte
me estoy poniendo malo.
Hace calor y voy bajando,
no s� si me est�s esperando.
Tengo legiones de ciempi�s
corriendo por encima de mi ombligo,
a un lado y a otro... Me est�n asustando,
la culpa la tienen unos ojos verdes
que desde el fondo de la barra
me est�n llamando.
Y me arden las entra�as
y la cabeza no me deja
dibujar otra estampa:
la de tu cuerpo
dando vueltas en mi cama,
un recuerdo atornillado de brazos enlazados.
Quiero ser la otra mitad de tus besos
y llevarte en mi cama errante, gris.
Quiero ser la otra mitad de tu cuerpo,
hasta que el lucero nos mande a dormir.
Me embriaga tu figura de alfil,
la cadena comienza a mentir
si no puedo estar junto a ti.
Amanecen con sonrisas radiantes
https://www.coveralia.com/letras/hojas-blancas-amenoskuarto.php
que van guardando en su propia alcanc�a.
Escribo en vitelas mis telara�as,
que cantan madrugadas, jadeantes.
Coplas, pu�os y letras principiantes,
versos presos reclaman amnist�a,
quieren ser arte y no voces bald�as,
el viento es c�mplice de estos amantes.
Vuelvo a casa sin tu compa��a:
andrajoso, rastroso, derrotado,
mato a palos, sin recuperarme,
el silencio de mi cuarto,
siento fr�o casi llorando,
no s� qu� est� pasando.
Tengo legiones de escorpiones
envenenando cada trozo de mi ser,
arriba y abajo... Me est�n devorando.
La culpa la tienen los mismos ojos
que entre la noche y la ma�ana
a otra boca se entregaron.
Y me arden las entra�as
y la cabeza no me deja
dibujar otra estampa:
la de tu cuerpo
dando vueltas en mi cama,
un recuerdo atornillado de brazos enlazados.
Quiero ser la otra mitad de tus besos
y llevarte en mi cama errante, gris.
Quiero ser la otra mitad de tu cuerpo,
hasta que el lucero nos mande a dormir.
Llevo el bolso lleno de hojas blancas,
donde inventar los revolcones que nos faltan.
donde dejar nacer las palabras
que a borbotones querr�a decirte mi garganta.
No es pena sino rabia saber que esta noche
no te hago de almohada.
El sudor se transforma en pintura
sobre nuestras pieles blancas.
Busco la noche y acelero mi d�a:
nervioso, ansioso, atacado.
Salgo a la calle y de recordarte
me estoy poniendo malo.
Hace calor y voy bajando,
no s� si me est�s esperando.
Tengo legiones de ciempi�s
corriendo por encima de mi ombligo,
a un lado y a otro... Me est�n asustando,
la culpa la tienen unos ojos verdes
que desde el fondo de la barra
me est�n llamando.
Y me arden las entra�as
y la cabeza no me deja
dibujar otra estampa:
la de tu cuerpo
dando vueltas en mi cama,
un recuerdo atornillado de brazos enlazados.
Quiero ser la otra mitad de tus besos
y llevarte en mi cama errante, gris.
Quiero ser la otra mitad de tu cuerpo,
hasta que el lucero nos mande a dormir.
Me embriaga tu figura de alfil,
la cadena comienza a mentir
si no puedo estar junto a ti.
Amanecen con sonrisas radiantes
https://www.coveralia.com/letras/hojas-blancas-amenoskuarto.php
que van guardando en su propia alcanc�a.
Escribo en vitelas mis telara�as,
que cantan madrugadas, jadeantes.
Coplas, pu�os y letras principiantes,
versos presos reclaman amnist�a,
quieren ser arte y no voces bald�as,
el viento es c�mplice de estos amantes.
Vuelvo a casa sin tu compa��a:
andrajoso, rastroso, derrotado,
mato a palos, sin recuperarme,
el silencio de mi cuarto,
siento fr�o casi llorando,
no s� qu� est� pasando.
Tengo legiones de escorpiones
envenenando cada trozo de mi ser,
arriba y abajo... Me est�n devorando.
La culpa la tienen los mismos ojos
que entre la noche y la ma�ana
a otra boca se entregaron.
Y me arden las entra�as
y la cabeza no me deja
dibujar otra estampa:
la de tu cuerpo
dando vueltas en mi cama,
un recuerdo atornillado de brazos enlazados.
Quiero ser la otra mitad de tus besos
y llevarte en mi cama errante, gris.
Quiero ser la otra mitad de tu cuerpo,
hasta que el lucero nos mande a dormir.
Llevo el bolso lleno de hojas blancas,
donde inventar los revolcones que nos faltan.