Letra de Del �rbol - Salta La Banca
Letra de canci�n de Del �rbol de Salta La Banca lyrics
Amores de turno padecen tu avaricia;
Dejas que sus luchas, sean siempre vanas.
Someten su vida a tu cruel injusticia
Y eligen tu traba, a quedar en la nada.
Un �rbol que deja caer pocos frutos
Y ostenta, a lo lejos, montones de ellos.
Mujeres saciables, no pierden su tiempo
Queriendo trepar a este vil resoluto.
La luna se muestra, la ni�a descansa.
Y hay noches, que un �ngel, alcanza sus ramas.
El �rbol concede todas sus manzanas
Y el Sol, en su viaje, se viste de gala
So�ando poder, al llegar la ma�ana
Ver a estos dos locos, fundiendo sus almas.
Un viernes de invierno, mostr� displicencia:
La joven mujer divis� sus cortezas.
Not� que con ellas, pod�a escalarlo,
https://www.coveralia.com/letras/del-arbol-salta-la-banca.php
Y subi� donde pocas pudieron lograrlo.
All� estaba el �ngel, siempre reluciente.
Amable tom� de la mano a la dama.
Quien pudo, por fin, ubicarse en sus ramas
Culminando as� su acci�n inteligente.
El ser celestial percibi� en �sta ni�a
Dotes de grandeza, y sinti� que era indigno
Gozar privilegios que aquella deb�a.
Cedi� ante su aura y con gesto benigno
Baj� de aquel �rbol, jurando ese d�a
Tomar s�lo frutos que le correspond�an.
Existen millones de f�bulas grises.
No todas culminan con vino y perdices.
Se puede jurar que no hay nada m�s triste
Que un �ngel dejando la magia pudrirse.
Dejas que sus luchas, sean siempre vanas.
Someten su vida a tu cruel injusticia
Y eligen tu traba, a quedar en la nada.
Un �rbol que deja caer pocos frutos
Y ostenta, a lo lejos, montones de ellos.
Mujeres saciables, no pierden su tiempo
Queriendo trepar a este vil resoluto.
La luna se muestra, la ni�a descansa.
Y hay noches, que un �ngel, alcanza sus ramas.
El �rbol concede todas sus manzanas
Y el Sol, en su viaje, se viste de gala
So�ando poder, al llegar la ma�ana
Ver a estos dos locos, fundiendo sus almas.
Un viernes de invierno, mostr� displicencia:
La joven mujer divis� sus cortezas.
Not� que con ellas, pod�a escalarlo,
https://www.coveralia.com/letras/del-arbol-salta-la-banca.php
Y subi� donde pocas pudieron lograrlo.
All� estaba el �ngel, siempre reluciente.
Amable tom� de la mano a la dama.
Quien pudo, por fin, ubicarse en sus ramas
Culminando as� su acci�n inteligente.
El ser celestial percibi� en �sta ni�a
Dotes de grandeza, y sinti� que era indigno
Gozar privilegios que aquella deb�a.
Cedi� ante su aura y con gesto benigno
Baj� de aquel �rbol, jurando ese d�a
Tomar s�lo frutos que le correspond�an.
Existen millones de f�bulas grises.
No todas culminan con vino y perdices.
Se puede jurar que no hay nada m�s triste
Que un �ngel dejando la magia pudrirse.