Letra de Cuarteto Irremediable - Labordeta
Letra de canción de Cuarteto Irremediable de Labordeta lyrics
Cuando tú me leas
dentro de mil años
crujía loco de mi vida y de los agujeros
del pantalón mojado, yo,
tú dirás:
ha pasado un segundo en mi reloj de nadie
y el ese hombre estaba ahí
con su corbata diferente
con sus pelos difíciles
con sus cielos inmensos de mendigo
en un ojo polvoriento, para nada.
Habránse devorado estrellas
y muchachas implacables
y en la crueldad de tu alcoba fornicante
huirán en mil centellas de luz y de elegía
los últimos lamentos
las últimas plegarias
las últimas blasfemias de mi olvido iracundo
vivido para nunca
no sé.
Cuando tú me leas,
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cuando tú te tomes el pulso de los siglos
en las tumbas de los tigres amorosos
y oleajes de ancianas infinitas
lluevan por las noches iluminadas de capricornio
sobre dormitorios de pequeños poetas moribundos
acuérdate del mar
y de la invisible mujer, entre cenizas,
mesándose los crímenes del corazón,
tardío, para qué,
y sin embargo en lo que el macho aúlla
eternidad fatal
los planetas quemantes
los sortilegios ignominiosos
oh jardín desconsolado y ebrio
de este hombre remoto
de esta luna peluda
de este impenetrable infierno de alegría.
Amor, si yo te arranco el alma
acuérdate tú,
cuando tú me leas dentro de mil años.
dentro de mil años
crujía loco de mi vida y de los agujeros
del pantalón mojado, yo,
tú dirás:
ha pasado un segundo en mi reloj de nadie
y el ese hombre estaba ahí
con su corbata diferente
con sus pelos difíciles
con sus cielos inmensos de mendigo
en un ojo polvoriento, para nada.
Habránse devorado estrellas
y muchachas implacables
y en la crueldad de tu alcoba fornicante
huirán en mil centellas de luz y de elegía
los últimos lamentos
las últimas plegarias
las últimas blasfemias de mi olvido iracundo
vivido para nunca
no sé.
Cuando tú me leas,
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cuando tú te tomes el pulso de los siglos
en las tumbas de los tigres amorosos
y oleajes de ancianas infinitas
lluevan por las noches iluminadas de capricornio
sobre dormitorios de pequeños poetas moribundos
acuérdate del mar
y de la invisible mujer, entre cenizas,
mesándose los crímenes del corazón,
tardío, para qué,
y sin embargo en lo que el macho aúlla
eternidad fatal
los planetas quemantes
los sortilegios ignominiosos
oh jardín desconsolado y ebrio
de este hombre remoto
de esta luna peluda
de este impenetrable infierno de alegría.
Amor, si yo te arranco el alma
acuérdate tú,
cuando tú me leas dentro de mil años.